lunes, septiembre 30, 2013

PEDACITOS EN VIAJE...



-Foto familiar, circa 1929.

 

 

 

 

 

 

 

 

PEDACITOS EN VIAJE…

-Textos de Eduardo Coiro & Urbano Powell

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Cerca de la estación de trenes, en terrenos aledaños a las vías alguien guarda un barco tapado por partes con nylon, es del tamaño de un bote de los que utilizan pescadores artesanales que salen a alta mar. Cada vez que paso rumbo a la estación del tren lo veo. Trato de imaginar como llegó hasta ahí.

 Cada vez que paso y veo ese barco me encuentro con la misma perplejidad de cuando trato de explicarme como llegue hasta aquí, desde que naufragio, intentando vivir

 

 

 

 

 

*

 

 

Es la medianoche. Han apagado las luces del vagón para que la gente duerma.

 

Afuera hay luna plena y un cielo estrellado que ilumina el interior del vagón, dibuja formas extrañas según ingresan las sombras de los árboles altos que bordean cada tanto el recorrido. El hombre lee a Saramago gracias a una débil luz individual. Encuentra una frase que lo sacude: "La culpa es un lobo que se come al hijo después de haber devorado al padre".

 

Piensa en su padre, nacido en un hogar campesino en la Italia de 1923. Ese sueño que lo sacudió ya anciano: los lobos se comían a sus ovejas y él no podía hacer nada para evitarlo. Así se despertó, de esa cara de espanto de su padre, el hombre no se olvida. Piensa en su padre, en él, en sus hijos. En otros padres con sus hijos. Todos acechados y finalmente devorados por la culpa. El espanto no lo deja dormir.

 

En los sueños de muchos hay aullidos.

 

 

 

 

 

*

 

 

Dos novios se dan un beso en el andén. La chica sube al tren.

 

Beatriz vuelve a decirle "cuando la gente se quiere ver, se ve".

 

 Fue la despedida y ocurrió cuando ese hombre que mira era un adolescente de la edad del chico que quedo allí, parado en el andén, viéndola partir.

 

 

 

 

 

*

 

 

Después de kilómetros de viaje, con su nariz cerrada por el resfrío, el hombre percibe como se abre paso lentamente un aroma a sopa de vegetales.  

Un olor a hogar inunda el aire quieto de su habitación.

Ahora puede respirar bastante mejor que en los días anteriores. Se abren sus sentidos; Ese gusto a sopa le trae la voz lejana de su compañera cantando en la cocina…

 

“Who can buy this wonderfull morning?”

“Who can buy this morning to me?”

 

Desde su voz vuelve a oír el ritmo espontáneo del cuchillo cortando sobre la tabla de madera.

Pedacitos y pedacitos que fueron aroma y alimento.

Con la cama bañada en sol, el hombre abre sus pulmones y los llena del aire a sopa que flota en la habitación…

 

“Who can buy this wonderfull morning?”

“Who can buy this morning to me?”

 

Tiene razón. Nadie puede comprarle esta maravillosa mañana, cuando recibió como un golpe benigno del recuerdo ese aroma y esa voz.

 

 

 

 

 

*

 

 

 

En el cajón de las fotos sin presente hay una carta escrita a letra cursiva en italiano sobre el papel liviano que se usaba para correo internacional. Pudo traducir apenas el núcleo del mensaje "murió nuestra princesa" pues esta ilegible por partes.  ¿Salió llorada desde Paterno Di Lucania? ¿Su padre la lloró al recibirla?

 

 

 

 

 

*

 

 

 

Tokio norte.

 

 

La anciana viene por la calle empujando un changuito de supermercado. Levanta la cortina. Cuando entra saca del changuito a un perrito de tres patas. Adentro  la espera como único habitante visible un gato negro echado sobre una mesa de billar.

En el frío de los techos altos unos fantasmas que resisten irse pueden ver como la pequeña anciana cumple todas las mañanas con la secuencia de un ritual los pasos necesarios para abrir ese espacio de nostalgia que tiene la escenografía de un bar con billares.

 

 

 

 

 

 

*

 

 

El tren se detendrá pocos minutos. El hombre baja a estirar las piernas.

 

Cuando volvió a funcionar el tren -se entera en el andén- no había nada fuera de la estación y unos pocos habitantes. Al poco tiempo construyeron una enorme iglesia, que ocupa una manzana completa. La estación tiene su publicidad en una enorme cartelera: "Pare aquí de sufrir", mas abajo se leen horarios de culto para la semana.

 

El hombre abre una pequeña agenda y anota, espero no necesitarlo -se dice- pero por las dudas se lleva anotado:

 

"Reunión de los casos imposibles. Domingos 18 horas."

 

 

 

 

 

 

*

 

 

En el andén una gitana lee las manos de los recién llegados que la aceptan.

"Cuídese de la gente que no da nada... y mas aun de los que viven colgados del cuerpo de los otros" -le dice al joven que fui y  prometió no olvidarlo.

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Un hombre viejo vivía en un vagón abandonado que originalmente fue del ferrocarril Santa Fe.

Su hogar y lugar de trabajo era una carbonería que quedaba a 200 metros de la estación terminal del tren de trocha angosta. Fue ferroviario.

Fue testigo de años de historia ferroviaria:

 

"Entre de pibe, era auxiliar de instalaciones, creo que fue en 1952, un poco antes de la muerte de Evita. Y estaba cuando cerraron el taller, cargaron todo en vagones: máquinas, locomotoras, herramientas, todas apiladas como chatarras, había una máquina que permitía girar y agujerear en 360 grados, hermosa, una belleza, se llevaron todo y nunca supimos adonde".

 

-Decía mientras pesaba leña de quebracho en “La Mulatiere”-  Una balanza que se usaba para pesar carros. Puede pesar de un gramo a 30 toneladas. Se lee en letras de hierro un nombre que expresa la lejanía de quien la fabricó:

B. TRAYVOU CONSTRUCTEUR.

Durante años fue juntando como un ciruja los objetos ferroviarios que se tiraban a la calle cuando se cerraban ramales y se vaciaban edificios enteros.

-Quiero hacer un museo en la estación de Berra donde vive mi familia.

 

¿La estación que preservo su familia como casa llegará alguna vez a ser un museo ferroviario?

¿Será cumplido el sueño de Don Tito?

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Viaja sin respuestas por la vida. El psicólogo que le vuelve a preguntar:

 

¿Cómo llegaste hasta acá? ¿Cómo?

 

Y él sin respuesta. Ni siquiera para contestar con una ironía: "en el tren de las 10.40 hs"

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Le dejó su tarjeta, un modo de dejar su nombre en el recuerdo de otro, en este caso del joven vecino de asiento que ocupaba la ventanilla y que desistió de la indiferencia para conversar. El hombre de la tarjeta tiene 75 años y viaja a recibir su título universitario. Con glaucoma y cataratas a cuestas ha logrado aprobar todas las materias y llegar al mismo título que no pudo lograr su hija, detenida desaparecida por la dictadura. Ese compañero circunstancial de viaje encuentra años después la tarjeta entre papeles apilados y la lee: Alberto Ramón Acosta. Fotógrafo Acosta.

 

 

 

 

 

*

 

 

¿La vida es frágil o fuerte?

 

En el tren estaba sentado al lado de un muchacho que leía “Adiós a la filosofía” de Cioran.

Miré de reojos el texto y leí la palabra “escupitajos”

Cuando baje camine unas cuadras y entre a una librería con la curiosidad del libro. Me atendió una anciana muy vital que echaba chispas desde unos ojos muy claros.

Parecía la dueña y protestaba sobre alguien de su familia, un empleado le prestaba cierta escucha mientras acomodaba unos libros en los estantes mas altos.

La situación me desubico –creo- porque en vez de preguntar por el libro de Cioran le pregunte ¿La vida es frágil o fuerte?

La anciana bajó desde aquella nube donde expresaba sus problemas familiares y se dispuso a una respuesta:

 

Soy catalana. A los 14 años por una enfermedad estuve en coma por 4 días. A mi madre le dijeron que no podría hacer el equilibrio necesario para caminar.

Y la pobre quería dejarme en cama. Pero yo no me quede. Me levante, me caí y me desmaye. Luego conseguí andar en patines, me caía y me volvía a levantar.

“Me caigo y me levanto” decía una y otra vez.

Vivíamos en una chacha en Entre Ríos, al poco tiempo anduve a caballo.

Y seguí andando a caballo hasta unos años atrás. Tire todo lo que me sujetaba.

Tuve hijos. 7 nietos. Y aquí estoy.

 

Pero le costo la vida a mi madre.

Ella que me veía tan frágil se murió a los 53 años.

 

 

La felicite. Me fui pensando que la vida es frágil y fuerte a la vez.

 

 

 

 

 

*

 

 

Miró la ventanilla. Por instantes era verse en un espejo.

Y pudo ver, no la extensión de la llanura. Sino la profundidad del desamparo en su mirada.

 

 

 

 

 

 

*

 

 

En la memoria de su madre siguen inamovibles lo vivido en la casa de sus abuelos.

Otras cosas deben haber desaparecido para siempre…

Pero el cabo Chitrangula sigue entrando desde las vías a los fondos del terreno para robar gallinas y el viejo Nicola Zucca -su abuelo-,  sigue disparando una perdigonada que ilumina la noche.

 

-No dispare don Zucca.. soy yo, Chitrangula, -se animó a decir el cabo.

 

El resto de la historia vuelve a la oscuridad.

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Había una vez un hombre que perdió el coraje para escribir como le saliera.

Con faltas de ortografía o, lo que le parecía peor aun: sin coherencia.

Así lo había soñado tres años atrás.

"Me quede sin palabras"

Desde aquel momento temió el efecto, la pesada materialidad que la humanidad le otorga a los mensajes encriptados en los sueños.

En algún viaje leyó la frase de Alejandra Pizarnik. "escribo para que no suceda lo que temo"

La hizo suya. Se forzó, una y otra vez a seguir con garabatos en cuadernos y anotadores, se repitió en sus temas, siguió luchando para que no lo ahogara el silencio.

 

 

 

 

 

*

 

 

 

1

 

 

Mi padre viene viajando.

Salió il Giugno 30 del puerto de Nápoles.

 

 

Atrás hay un viaje en tren "la letorina". Adelante el mar como horizonte. Un puerto y la promesa de vivir en Argentina.

 

 

El pasaporte con esa foto de una expresión tan parecida a Paul Newman dice que llegó il Luglio 21.

 

Sin embargo creo que sigue viajando. Que el Sebastiano Caboto todavía no hizo escala en Río de Janeiro.

 

..."La voz del padre llega muchos años después" - Oigo decir al amigo mientras volvemos en tren.

 

-Hay días. Momentos en que necesito que llegue, aún 60 años después.

 

 

 

2

 

 

Tanto desear “cómo quisiera que mi viejo estuviera aquí, aunque sea por unas horas”, que ese día mi Padre llegó.

 

 

En el día de su cumpleaños número 90 lo vi doblar desde la esquina con su bastón artesanal.

 

 

Estaba bajando las nueces más altas con un largo palo armado para la ocasión. Cosechar las últimas nueces del año en el día del cumpleaños de mi padre es una ceremonia que otras veces hemos compartido con mis hijos.

 

 

Esta vez, la llegada de mi padre me sorprendió solo en la puerta de casa.

 

 

Nos dimos el doble beso de mejilla a la usanza italiana. Mezclamos lágrimas y risas.

 

Hombre de pocas palabras no era de eludir el momento justo cuando tenía que decir una verdad. Miró con sus ojos más celestes que aquellos con los que reflejaba el mar inabarcable y me dijo: "Ahora tenés que ser tu propio padre"

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

De lado a lado del patio, de pared a pared, las manos fuertes de mi padre tensando el alambre galvanizado que no se oxida. Atándolo en un par de clavos como yo no podría hacerlo.

 

¿Porque eran sus manos tan fuertes? Toda su fuerza aplicada a la tenaza.

¿Cuantos años tiene ese alambre para tender la ropa?

No menos de 45 años.

Después de la lluvia están las gotas suspendidas, casi congeladas. En este amanecer de oscuridad condensan luz como una brillante cadena de perlas en la extensión del alambre. Sólo broches de plástico interrumpen cada tanto la continuidad de sus brillos.

 

La imagen de las manos de mi padre.

Como la parra y los zorzales buscando las últimas uvas.

Esas gotas también son permanencias.

 

 

 

 

 

*

 

 

La lección

 

 

A edad oportuna la abuela se lo había dicho a su madre con todas las letras.

Años después su madre pudo explicárselo a ella con la firmeza de un catecismo. Como un saber que no debe ser olvidado:

“Hay que conquistar el corazón del hombre, pero que él no conquiste el tuyo”

No entregar jamás el corazón -ni mucho menos la ilusión- era la consigna.

El tiempo pasó escurriéndose como el agua. Su libertad era tan profunda como su soledad.

En el tren, mientras viajaba de regreso a la soledad de su casa suburbana. Escuchó la conversación de dos mujeres jóvenes que hablaban de cómo “Enganchar un tipo”. Quiso hablarles pero se le hizo un nudo en la garganta.

Decirles que no es así. Qué el amor no es enganchar al otro.

 

Lamentó una vez más no tener hijos ni nietos para cambiar la lección.

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Él necesitaba escribir.

A primera hora, cuando los zorzales cantaban a la primavera. Mientras su mujer e hijos dormían...

Él quería escribir.

Hasta la media mañana al menos, cuando empezaba a escuchar a su mujer que protestaba desde la cocina:

 

-“A la carnicería hay que ir con plata”.

 

-Seamos vegetarianos y felices. –contestaba a los gritos desde la habitación.

 

Más tarde como otros hombres vestidos de negro o de gris salía rumbo a la estación para viajar dos horas hasta su trabajo. Para volver cada jornada a su casa bien de noche y poder ver a sus hijos dormidos en su habitación.

 

No tuvieron que cazar para comer perdices.

 

Ni dejaron de ir a la carnicería.

Ni fueron felices.

 

 

 

 

 

*

 

 

 

Madrugada a la hora de una ciudad cubierta en frazadas.

 

Ellos se abrazan en el umbral con sus pies en la vereda.

A sus espaldas -ya pasado inmediato- hay un pasillo, una casa y una cama donde todavía están tibias las sabanas. El aire frío corta los rostros.

El espera un taxi. Ella espera verlo partir muchas horas, días, kilómetros.

 

Es la hora justa para dormir abrazados de piel a piel; ellos siguen su unión cubiertos con camperas.

 

La calle es tierra del viento. Como un trotamundos, una caja de cartón rueda en la calle. Más lejos, un hombre de espaldas trabaja empujando por el cordón con su cepillo de acero los restos del día anterior. Un perro lo sigue. Se acompañan en su mutua soledad.

 

La melancolía es un hada que sobrevuela casi visible en el aire.

 

Llega el taxi, rompen el abrazo, se dan un beso.

 

Cuídate, —se dicen en espejo.

 

El se sube. Ella que lo mira.

Y en ese instante suspendido son ellos y el universo.

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

FLORECIDO

 

 

 

El hombre la había arrancado de su vida como se arranca a un yuyo indeseable en el jardín.

 

 

Con la misma brutalidad en el tirón, tratando de arrancar la raíz de cuajo. Sin sentir nada. Al otro día, justo al otro día. El hombre plantó en su lecho a una muchacha bella como una azalea. La mujer se marcho prontamente sin echar raíces en su vida.

 

 

No se quedo quieto. Siguió plantando bellas mujeres que se marchitaban antes del amanecer. Nadie pudo crecer ni florecer en ese lugar. Su vida era un jardín desierto al que regaba inútilmente antes de anochecer.

 

 

Hasta que percibió esos movimientos adentro. Esos pujos que sintió por todo su cuerpo y que se ramificaban de noche a día con la velocidad implacable de la naturaleza. Y eran la luz y esa tibieza que anuncian una primavera cercana.

 

 

El hombre se vio a la siguiente mañana en el espejo, comprendió lo que sucedía.

No había logrado extirpar bien las raíces.

 

 

Sus brotes se abrían paso por sus poros y estaban a punto de estallar en flor.

 

 

-Sólo pido que las flores sean del color de sus ojos. Pensó resignado.

 

 

 

 

 

*

 

 

 

El hombre lee a Conrad en el viaje de regreso.

Así, tal cual se siente. Con su vida bien adentro de "El corazón de las tinieblas".

En algún punto todo le resulta ajeno. Un exiliado de su propia vida.

Alguien que se pregunta donde estuvo y donde esta la vida verdadera.

En una espesa bruma, y no importa demasiado si es un río que se interna en las venas abiertas del África. O es un barrio de Temperley.

Es el exilio. La sensación de desterrado. Mientras el hombre, abrumado en sus propias imágenes no puede avanzar de la página 79.

 

Pero ocurre un pequeño milagro para sacarlo de oscuros pensamientos a tono con el relato donde la soledad existencial es un "no lugar" permanente más allá de los tiempos y geografías.

 

Llega para ver a su hija que lo recibe con una insinuante sonrisa:

 

¿Cual es el último animal del mundo?

 

No se, -dice el hombre sin demasiada imaginación.

 

-El delfín... -dice y se ríe con ganas y lo contagia al hombre que se ríe y se permite un instante de felicidad.

Y aclara, por si las sonrisas no alcanzan:

 

Por que es el animal Del... Fin...

 

 

 

 

 

 

*

 

 

 

Le dejo a su sobrino sus cuadernos por legado. Le llegaron embalados en una caja y atados con hilo de yute. Son cuadernos comunes de hojas rayadas y espiral que vienen con su título en la tapa. El hombre elije abrir el que dice “Amor”.

Son frases sueltas. Según parece muchas eran propias, del propio saber del tío gestado en años de andar por la vida. Otras escuchadas. A veces frases subrayadas con resaltador en un recorte de diario.

Esta todo prolijamente anotado con su letra cursiva grande y clara, que le elogiaban tanto en su empleo de revisor de cuentas.

El hombre va al final del cuaderno. Esa es la última frase. Tiene una aclaración:

“Me dicen en el bar que lo dijo la Rosa Montero en un reportaje. No es textual, la escribo con mi memoria no tan buena…"

 

Lo verdaderamente heroico es querer al otro tal cual es.

 

"Tal cual el otro es" -Escribe para dar énfasis a la frase.

 

Luego sigue una reflexión:

 

“Cada vez seremos más los viejos solitarios. Hasta que lleguemos a estar sentados en el geriátrico mirando un Potus. Con suerte habrá una ventana para ver el movimiento de la calle.

Y una mañana cualquiera, una viejita se siente al lado nuestro. Nos tome la mano.

Y sea tarde para casi todo, menos para sonreír”

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Toda distancia es relativa. Nada está tan lejos como lo que parece estar cerca. Nada está tan lejos, a veces, como nosotros mismos.

Sergio Borao LLop.

 

 

Ese hombre esta de nuevo en el anden. Ni sube al tren ni se va, permanece horas allí. Perdió muchos trenes. Un día le cerraron el ferrocarril. Todo le resulta lejano, más aún su idea de una vida verdadera.

 

Algo distinto a lo pasado, de donde le resulta difícil rescatar momentos felices.

 

Las imágenes de lo pasado lo llevan a un laberinto o a un pantano. Una confusión antigua niebla el sentido. Las decisiones necesarias no se ven. Ni una idea concreta para cambiar las cosas.

 

¿Será –entonces- la ilusión de lo imposible lo que lo sostiene?

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Lo cuenta Marabú, el joven de Senegal que vende relojes y cadenitas cargando con su valija por los bares.

Dice que entro al bar de enfrente de la estación que un hombre de barba candado lo invito a sentarse hablando en francés.

Marabú habla francés y wólof. Apenas comprende lo elemental del español.

Le preguntó si había comido. Marabú, no tuvo vergüenza: le dijo que desde la mañana no había probado bocado.

El hombre de la barba candado llamó al mozo y pidió un sanguche y una gaseosa para Marabú.

Y un café cortado para él.

El mozo avisó que ese día el bar cerraba temprano por ser fin de año.

El hombre, inmutable espero que Marabú comiera tranquilo.

Mientras, monologa sobre la posibilidad de hablar y ser escuchado:

 

Todos los años vengo a sentarme en esta mesa a la misma hora. No tengo respuestas. Sólo una profunda angustia.

Entendeme Marabú: -Puedo hablar, pero no puedo expresarme con las palabras.

 

(....)

 

y las palabras que tengo no pueden darle forma a lo que siento, a lo que me pasa.

A veces pienso que es aun mucho peor.

Que no solo las palabras que dispongo no pueden expresar mis sentimientos, sino que además no están las personas adecuadas para escucharme.

 

Después el hombre se queda en silencio, o sigue hundido en pensamientos que surgen desde una historia imposible de imaginar para Marabú, que luego de una media hora se despidió agradeciendo el gesto.

 

-Que tengas un feliz año nuevo, le dijo el hombre de la barba candado.

 

Es posible que esta sea una de las formas más crudas de la soledad.

 

 

 

 

 

*

 

UN PININFARINA DE ENTRECASA.

 

 

El hombre va a abrir su taller en un despertar de trinos y celeste infinito, apenas un candado y se abre la doble puerta galponera por la que puede pasar un camión, a la derecha un pequeño escritorio, algunas piezas dejan manchas de grasa entre croquis y papeles. El dice que lo importante está en los fierros, los metales que desatan el movimiento y la combustión para salir y rodar por las heridas del mundo pero al menos en la libertad de las rutas.

-Esto es apenas un desorden ordenado.

Una lampara extensible como las que usan los dibujantes, técnicos mecánicos como él, es la única luz si él día es grisoscuro, pero hoy, la ventana es un resplandor que corta todo el enorme espacio de maquinas y herramientas y pedazos de coches y coches a punto de terminarse.

Todas las mañanas le hecha un vistazo al afiche, es casi una ceremonia verlo y hacer en silencio algunas breves reflexiones, como quien hace una oración antes de partir a la lucha cotidiana por la subsistencia. Siempre lo lee completo:

 

1914: UN HOMBRE ABRE ESTA CAJA DE HERRAMIENTAS.

Y NACE INGENIERIA CHRYSLER.

 

La foto gris es poco nítida, una casa con refuerzos clavados en las esquinas, la tapa abierta, asoman instrumentos comunes como una tenaza, una roldana de aparejo.... afuera, sobre un banco de madera un martillo, pinza, un compás de acero, nada que indique el oficio de su dueño, salvo las letras blancas :

W. P. Chrysler.

 

El texto sigue en letra Courier sobre un papel amarillento de antigua humedad...

 

Porque ese hombre se llamaba Walter P. Chrysler.

Su objetivo: encontrar la manera simple, segura y cómoda de transportar al hombre.

La encontró.

Pero no se detuvo.

Porque sabía -y tenía razón-

que siempre había una manera más simple, más cómoda y más segura.

Por eso nació Ingeniería Chrysler.

Que aún mantiene -y seguirá manteniendo-

el objetivo trazado por Walter P. Chrysler.

Investigando, desarrollando, probando e incorporando adelantos

que logran más nobleza, más seguridad y más confort en sus vehículos.

Para que usted pueda ejercitar

su derecho a elegir,

exigir y disfrutar su Dodge.

 

(Logo de 5 lados - triángulos negros que dejan una finita estrella surgir )

y grande:

CHRYSLER

FEVRE ARGENTINA

 

Abajo, un espacio en blanco y la letra urgente, como de pintada en paredes de ciudad

con marcador azul:

 

Yo trabaje allí, 15 años, capataz de montaje, y me dejaron en la calle, a un clase '48.

Osvaldo Árbol Gómez.

 

El hombre lo lee todas las mañanas bien temprano antes de poner la pava del mate y empezar a trabajar, luego concluye -dicho de distintas maneras- en un mismo aforismo.

 

Soy más que un pionero, soy un sobreviviente...

 

Es fácil que las mismas imágenes se repitan cada tanto, el arrancando el afiche de la pared, era el último en ser despedido, el gerente de planta agradeciendo su tarea, diciendo

-Osvaldo, en un par de años los yanquis vuelven y brindamos con champán helado, el reencuentro.

 

Lo cierto es que casi se cumplen 35 años del cierre de la planta de La Tablada.

Le pagaron unos pesos y lo premiaron con un par de contenedores con piezas y repuestos en desuso. y un par de máquinas que no salían a remate por viejas.

 

El cargo todo, como quien carga con cada pedacito de un alma estallada y lo llevo al galpón grande de su finado padre, y entre sus maquinas y elementos de carpintería empezó y siguió.

 

Y todas las mañanas se mezclan las épocas y las situaciones, el no podría relatarlo, es como ver flashes y fotos sin orden , sin tiempo.

 

El abuelo de Pontevedra que compro ese terreno cuando todo era campo y lo único que había era la estación del tren de trocha angosta. Previsor el abuelo, terreno de 20 x 60, entrada grande para camiones. De chico no dejaba de estudiar esas herramientas que dejo en el galpón pequeño del fondo, las que usaba para trabajar la tierra después de volver de su trabajo en el ferrocarril. Un viejo anarquista, un hombre de principios como su padre y como él también.

"Nunca te entregues al capital, el dinero destruye todo, el capitalismo no deja nada en pie”

Pero el salió con el título de técnico mecánico y se empleo en la Chrysler, ahí cerquita cuadras de su casa. Y de allí volvió un día, una mano atrás y otra adelante, unos pesos de indemnización por despido y un montón de chatarra inservible.

Ahí empezó, soldando, imaginando, el ingeniero le decían en la planta. Adaptando piezas, mixturando carrocerías y chasis.

El único , solitario y obstinado, fabricante de autos 0 km desde el fondo de su casa, de la Argentina. No son autos, dice a quien lo visita actualmente, son obras de arte, artesanías irrepetibles. En el país es un desconocido.

El lo sabe, termina cada obra de arte, fileteando a pincel la parte inferior de la carrocería, a veces agrega frases que le piden los clientes, como la que pinto ayer en ese auto que alguna vez fuera un DKW y ahora es un Árbol Gómez - Argentina, firmado el capot de atrás donde iba el logo del mejor auto alemán de la posguerra.

Su oficio es su vida y su orgullo. a veces piensa que habría sido de él si hubiese sido otro, un almacenero, un operario, un ser indefenso ante las crisis del país, una crueldad anónima que mata sueño tras sueño. y deja muertos en vida. Habitaciones cerradas, persianas bajas con alguien durmiendo adentro, matando ocios con el mate lavado y regando la quinta a cada rato para que el día pase pronto.

Pero él esta conforme, lo más difícil del mundo es llevarse a si mismo, pero llevarse a gusto, con cariño como quien lleva a un niño de la mano.

 

-No se entregue Carbonari..¡¡¡, puede escuchar gritar de nuevo a su padre dándole ánimo al amigo huelguista, “es el patrón el que más pierde con un paro, van a darles aumento no aflojen... ni con la traición de los sindicalistas”.

No aflojo, viejo parece decir con la mirada y recuerda sus 10 años, fabricando sus juguetes con madera y clavos, con las herramientas de Papá, solo pero pendiente del trabajo de él, que no podía distraerse del trabajo de la carpintería. Es como si lo viera ahora, el pucho colgando al costado izquierdo de la boca y alguna expresión de amargura, casi un Bogart. Se desprendía del pucho cuando tenía que sostener con los labios los clavos o los tornillos en el armado de los muebles.

Un gran carpintero su viejo, de los que trabajaban con madera maciza, nada de porquerías enchapadas, nada de aglomerados ni fórmicas. Pero el capital lo mató, pusieron fábricas enormes que escupían maderas hechas de aserrín, y todo el mundo se puso a hacer muebles inservibles.

- En la primera mojadura revientan.... que carajo compra la gente¡¡¡¡¡¡¡.

Golpeaba la mesa de trabajo con furia y parecía que iba a volar en pedacitos su mano pesada de trabajador. Los muebleros lo vendieron por pocos pesos.

Un día, un invierno de 1978 cerró, hecho el candado y al poco tiempo se murió.

 

Por eso él no va a transar, un Pininfarina de entrecasa, un constructor de mundos en cuatro ruedas. ¿Cuantos autos más podrá sacar con su firma reciclados a 0Km?

No lo sabe, no lo cuestiona, se rasca la cabeza y empieza una nueva jornada.

 

 

 

 

 

 

***

 

 

Inventren Próximas estaciones: 

 

 

 

 

EMILIANO REYNOSO.  

-Por Ferrocarril Provincial-

 

 

 

LA RICA

-Por Ferrocarril Midland-

 

 

 


Al salir de la Estación de empalme Ingeniero de Madrid, el Inventren sigue un doble recorrido por vías del ferrocarril Midland con destino a Puente Alsina, y por vías del ferrocarril provincial con destino a La Plata.

 

 

 

 

-las estaciones por venir en el ferrocarril Midland:

 


SAN SEBASTIÁN.  J.J. ALMEYRA.  INGENIERO WILLIAMS.

GONZÁLEZ RISOS.  PARADA KM 79.  ENRIQUE FYNN.

PLOMER.   KM. 55.   ELÍAS ROMERO.

KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.

LIBERTAD.  MERLO GÓMEZ.   RAFAEL CASTILLO.

ISIDRO CASANOVA.  JUSTO VILLEGAS.  JOSÉ INGENIEROS.

MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.  ALDO BONZI. 

 

KM 12.  LA SALADA.  INGENIERO BUDGE. 

 

 VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.  VILLA DIAMANTE.  

 

PUENTE ALSINA.  INTERCAMBIO MIDLAND.

 

 

 

-las estaciones por venir en el ferrocarril  Provincial:

 

 

SALADILLO NORTE.   GOBERNADOR ORTIZ DE ROZAS.

 

JOSE RAMÓN SOJO.  ÁLVAREZ DE TOLEDO.    POLVAREDAS.

 

JUAN ATUCHA.   JUAN TRONCONI.    CARLOS BEGUERIE.

 

FUNKE.   LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.

 

ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.   LOMA VERDE.

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.   GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.   ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.

 

D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.

 

  ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  LISANDRO OLMOS.  INGENIERO VILLANUEVA.

 

ARANA. GOBERNADOR GARCIA.  LA PLATA.

 

 

 

 

 

 

InventivaSocial
Plaza virtual de escritura

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